Una instalación es una ficción
Una instalación es la escenificación de una ficción
Una instalación es una ficción puesta en abismo Una instalación es una ficción que exhibe sus mecanismos de ficcionalización
Una instalación exhibe mecanismos de ficcionalización Una instalación es una ficción que exhibe los mecanismos con los que se ha ficcionalizado algo
Una instalación es una ficción que exhibe los mecanismos con los que alguien ha ficcionalizado algo
Ese alguien ya no está
Ese algo ya no está
Lo que se ve es una escena
Es la escena de una ficción: un ambiente cerrado al exterior por unos gruesos cortinados de tela, que bien podrían estar tapando unas ventanas, unos tachos, elementos de trabajo, unos cajones blandos, cd y pequeñas pinturas y objetos sobre los cajones.
Lo que se ve es la ficción de esa escena: los indicios de alguien que ha estado trabajando en la escenificación de una ficción
Detrás del telón: la trastienda, los mecanismos
Es la escenificación de una ficción que escenifica la escenificación de una ficción La ficción escenificada en la escenificación de la ficción es la génesis de lo blando.
Jean Lorrain, uno de los escritores decadentistas más divulgados, solía hacer de anfitrión de sus colegas en el departamento que poseía en París. Los decadentistas cerraban las ventanas y las cubrían con gruesos cortinados para que no entrara nada de luz ni de ruido del exterior. Así encerrados, se drogaban con éter, o con absenta. La realidad de los objetos que veían se debilitaba y reblandecía: eso inducía en ellos alucinaciones vinculadas con lo sobrenatural. Los objetos se animizaban, metamorfoseándose y cobrando autonomía.
¿Qué es esa ficción de la alucinación de lo blando dentro de esa otra ficción del encierro como representación dentro de esa ficción del trabajo en la escenificación del encierro dentro de esa otra ficción que es la instalación?
¿O lo que importa es otra cosa?
Si eso es algo, ¿quién es alguien? ¿Quién sobrevive a ese vértigo de la minaturización, una vez que ha sido puesto en marcha?
¿Cuál es la tragedia de un decadentismo sin sujeto?
El camino de la representación no tiene salida.
El camino de la representación no conduce a ningún lado.
El camino de la representación no conduce a ningún lado.
El camino de la representación no conduce a ningún lado.