En los últimos 10 años, Mariana ha explorado en su obra los límites formales de la pintura, y la ficción como estructura narrativa. Previo a trabajar en estos intereses, en 2004, presenta en esta misma ciudad la muestra Espero ganarme esa pelota (I), una serie de pinturas al óleo montadas sobre bastidores, que reúnen características formalistas, representativas, barrocas y realistas. Esas pinturas, revestidas de un tono de ironía, ofrecen algún guiño a un absurdo con una incógnita, una duda o una ilusión óptica dentro de una composición pictórica recargada. Las exhibe montadas sobre paredes blancas. Los géneros son paisaje, retrato y naturaleza muerta. Están hechas de capas de óleo que no dejan ni un solo hueco para el blanco del lienzo.
En la composición de esas obras Mariana alude a la pintura de quienes fueron considerados, en los relatos históricos, dos de los grandes maestros o hasta genios de la pintura, el Bosco y Goya. Con estas referencias crea imágenes que se asemejan a fotogramas de películas bizarras o más correctamente, de ciencia ficción.
En esa muestra y durante ese periodo, Mariana perfecciona con ímpetu su técnica de pintora. Pasa horas frente a los bastidores ensayando paletas de color y el gesto de la pincelada en soportes de distintos tamaños. La acompaña un afán de revestir a sus pinturas de una estela de extrañeza, que definitivamente logra. Además, desde esta etapa se observa de manera recurrente, la importancia de los entornos del barrio de Once, de donde toma colores y formas para sus composiciones.
Desmontar la pintura: desarrollar y repetir un método
En 2010 mientras cursa la Beca Kuitca, arremete en su obra con la performance. Desmonta a la pintura del bastidor, su soporte por excelencia, y la pone como un objeto de tela en relación al cuerpo mismo de la pintura, del suyo y de lxs otrxs.
A partir de este cambio de eje en la constitución de las piezas, descentraliza de forma material y jerárquica a la pintura. Sus obras se presentan como instalaciones que juegan con distintos niveles de ficción.
Así se acerca cada vez más a su estación actual: un momento artístico vinculado a la investigación de un tema, que materializa en la repetición de un método. Mariana corta-pega-pinta objetos, que son tanto pinturas como esculturas, sin preocuparse en resolver qué ocupa más lugar o qué posee más peso en su obra.
Espero ganarme esa pelota II
En esta muestra Mariana reúne dos series: una que proviene de un estudio un tanto aleatorio e irónico de camisetas y merchandising relacionados al mundial de fútbol, desarrollada específicamente para la ocasión; y otra de un estudio anterior de orden estético antropológico de lxs migrantes manterxs que trabajan desplazados en el barrio de Once.
Estas dos series diferentes de distintos años están hechas de la misma forma. Esa forma une dos universos afectados por el comercio, el dinero, la política, la clase, la raza y la migración.
La serie del fútbol tiene diversas aristas: el entretenimiento, la estética, el estilo y el vendaje para desviar la mirada social. Podemos ver por ejemplo la camiseta de la selección argentina del año 1978, la que se usó en el mundial jugado en Argentina durante la dictadura militar. Aquel mundial que dio a conocer al mundo las primeras imágenes de las madres de plaza de mayo reclamando por la vida de lxs detenidos y desaparecidxs. Esta se articula junto a otras 25 camisetas de Latinoamérica, África y Europa pre caída del muro.
Esta serie puede verse desde la vidriera, como la reproducción de un local comercial, en donde dos maniquíes mal uniformados custodian una copa. La serie de la mantera no tiene la posibilidad de la vidriera. Está ubicada al fondo y se corresponde con los colores, los dispositivos y la precariedad con la que trabajan lxs manteros migrantes del barrio de Once, que ubican sus productos en la calle, en el piso y en dispositivos como rejillas o valijas.
Fútbol, ficción, pintura y contradicción
En la realización de las camisetas de fútbol intervienen asociaciones, federaciones y marcas deportivas que representan a las selecciones latinoamericanas para diseñar camisetas que ponen en juego la épica de los nacionalismos post independencias, el gusto criollo, el folklore local y las reglas del marketing.
Mariana opera sobre estas camisetas sin tener un interés en el fútbol en sí mismo. Y lo hace en el momento justo en el que todo el país tiene un deseo común: todxs esperamos ganar esa pelota.
Esta muestra trae al frente, quizás sin querer, un llamado a habitar la contradicción: de la tela en tanto objeto de representación y en tanto soporte, de hacer una muestra de arte en este contexto relacionada al fútbol y la migración, de nuestra falta de especialización en el fútbol. Contrasta relaciones asimétricas que vivimos en la vida cotidiana, en el fútbol, en el arte. Se suma a una celebración que también nombra a los 6500 obreros migrantes muertos en el armado del mundial de Qatar, y denuncia la vulneración de los derechos humanos de las mujeres y personas Lgbtq+.
Guadalupe Creche. Buenos Aires, 23 de noviembre de 2022